lunes, 15 de diciembre de 2008

HERENCIA.

Un padre casó a su hijo y le dió toda su fortuna. Quedóse a vivir el padre con los recién casados, y así pasaron dos años, al cabo de los cuales nació un hijo de aquel matrimonio.

Fueron luego sucediéndose los años, uno tras otro, hasta catorce. El abuelo, valetudinario, ya no podía andar sino apoyado en su bastón, y se había conquistado la aversión de su nuera, la cual era muy orgullosa, y decía a cada paso a su marido:

- Yo me voy a morir si vuestro padre continúa viviendo con nosotros. No puedo sufrirle por más tiempo.

El marido se fué a encontrar a su padre y le dijo: - Padre; salíos de casa. Ya os hemos mantenido por espacio de doce años o más. Idos a donde queráis. - Hijo, no me eches de la casa; soy viejo, estoy y nadie me querrá. Por el poco tiempo que para vivir me queda, no me hagas esta afrenta. Me contento con que me des un poco de paja para descansar y un rincón para tenderme.

- No es posible. Idos. Mi mujer lo quiere.

- Que Dios te bendiga, hijo mío. Me voy porque así lo quieres, pero al menos dame una manta para abrigarme, pues voy muerto de frío.

El marido llamó a su hijito.

- Baja al establo, le dijo, y dale a tu abuelo una manta de los caballos con que pueda abrigarse.

El niño bajó al establo con su abuelo, escogió la mejor manta de los caballos, la mayor y la menos vieja, la plegó por mitad, y haciendo que su abuelo sotuviera una punta, comenzó a cortarla en dos, sin hacer caso de lo que el anciano le decía.

- Qué has hecho niño?, le dijo el abuelo. Tu padre quería que me la dieses entera. Voy a quejarme a él.

- Haced lo que gustéis, contestó el muchacho.

El viejo sale del establo, y buscando a su hijo, le dice:

- Tu hijo no ha cumplido tu orden. No me ha dado más que la mitad de una manta.

- Dásela por entero, le dice el padre al muchacho.

- No por cierto, contestó el chico. La otra mitad la guardo para dárosla a vos cuando yo sea mayor y os arroje de casa.

El padre, al oír esto, llamó al abuelo, que ya se marchaba.

Volver, volver, padre mío, le dijo. Os hago señor y dueño de mi casa, lo juro por San Pedro. No comeré yo un pedazo de carne sin que vos no hayáis comido otro. Tendréis un buen aposento, un buen fuego y vestidos como los que yo llevo.

.-- Moraleja........ Que cada uno saque sus propias conclusiones.

El emperador y los 3 hijos.

Había una vez un emperador que estaba enfermo y tenia 3 hijos.
Un día les dijo a sus 3 hijos:
-Hijos mios, quiero que vallais a la colina esa tan alta y quiero que me traigais la cosa mas preciosa y quien me traiga la cosa mas bonita se quiedara conj todo mi reino y se quedara con herencia.
A los 3 diías llegó el primero que además era el mayor y el padre le dijo:
-Hijo mio,¿ qué es lo mas bello que has encontrado en la colina?
Y le hijo le dijo:
-Yo he traido una especie de diamante.
Al día siguiente de llegar el mayor llegó el mediano.Y el padre le dijo:
-¿Qué es lo que me has traido tu, hijo?
-Yo he traido la última rama de olivo que quedaba en la colina.
Y al siguiente día de llegar el mediano llegó el pequeño y el padre le dijo:
-¿Qué has traido hijo?
-No he traido nada porque cuando llegue a la cima vi que en la otra parte de la colina hay un valle de flores precioso y pense que allí podríamos vivir mejor y más alegre.
El padre con la boca abierta del asombro de la comprensión de su hijo le dió un beso al hijo y pequeño y le dió la heréncia a su hijo el pequeño.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Zamora






Poblada por los vacceos y conocedora del asentamiento de cartagineses y romanos, la leyenda dice que en Zamora nació el caudillo Viriato, fustigador de las legiones romanasEl periodo de mayor importancia de Zamora será la Edad Media. Sus primeras murallas son levantadas en el año 893, aunque no impidieron que un siglo más tarde las tropas de Almanzor conquistaran la ciudad, si bien poco después pasó definitivamente a manos cristianas.La reconstrucción y repoblación de la ciudad corrió a cargo de Fernando I, quien se la legó a su hija Doña Urraca. La ciudad fue objeto de una larga pugna entre ésta y su hermano Sancho II, sufriendo un largo asedio. Durante el cerco, el monarca mismo pudo comprobar la fortaleza de sus murallas y la resistencia de sus habitantes, hasta que fue asesinado por Bellido Dolfos. Dos frases célebres aluden a Zamora en este periodo y han permanecido en el acervo popular: "Zamora, la bien cercada", en definición del monarca Fernando I, y "Zamora no se ganó en una hora", fruto esta de las disputas entre Doña Urraca y Sancho II.El urbanismo de Zamora es típicamente medieval. Enmarcado por sus sólidas murallas y puertas, el casco medieval se compone de estrechas calles y plazoletas, dominadas por el castillo. Preside el conjunto urbano una magnífica catedral coronada por una soberbia cúpula, conjunto acompañado por un sinfín de iglesias románicas y góticas.Las murallas son el orgullo de la ciudad medieval. Al primer recinto, mandado edificar por Fernando I sobre restos árabes, que protege a la ciudad histórica, le suceden posteriormente otros dos. Un puente románico de los siglos XII y XIII cruza el Duero y da acceso a la ciudad desde el sur.En el siglo XV la ciudad fue proclamada por Enrique IV de Castilla como Muy Noble y Muy Leal.

El Rey Arturo.


A mediados del siglo V comenzó la colonización en masa de la antigua provincia romana de Britania . por parte de tribus germánicas por los anglos, jutos y sajones, procedentes del norte de Germania y de Jutlandia, produciéndose con ello la conquista gradual de la isla, que no culminaría hasta el 825, fecha en que los anglosajones alcanzaron la península suroccidental de Cornualles.


Los ingleses llaman a esta época «The Dark Ages», los Tiempos sombríos o la Época oscura, pues apenas hay crónicas disponibles durante este período, si se exceptúa la obra de Gildas De Excidio Britanniae. Ésta es la época en la que vivió el legendario Rey Arturo, que no era más que un caudillo celta que, al estilo de Vercingétorix, unió a las tribus britanas contra un invasor al que, por lo demás, combatió con éxito.


Los germanos invadieron en primer lugar la costa oriental de la isla: Primero Kent, luego Sussex, el valle del Támesis, Wessex y la zona de York (Deira), para más tarde proceder hacia el interior. Alrededor del año 500 las crónicas continentales mencionan que los británicos habían derrotado a los sajones en la batalla del Monte Badon (Mons Badonicus), en los alrededores de Bath. El avance germano se detiene hasta el 556, en que los romano-britános son derrotados en la batalla de Deorham (Durham), reanudándose con ello el avance sajón.


Según la tradición, Arturo fue el caudillo que derrotó a los sajones en el monte Badon, y que puso en jaque durante varias décadas no sólo a los sajones, sino también a los pictos y a los piratas irlandeses que asolaban la costa occidental. De ahí que fuera recordado con veneración por la memoria popular, que hizo de él un adalid de la patria celta, considerándolo no sólo como un rey benefactor en tiempos pretéritos, sino también como una especie de futuro Mesías céltico que vendría a liberar a los galeses y a los córnicos del yugo inglés.


Y murió en 1519 en Innsbruck